lunes, 15 de agosto de 2011

la gota que rompe la piedra

-Rafa, por tu padre, echa para allá al monstruo o dile sis daun o algo, porque se me está comiendo con la fantasía, que se lo veo en los ojos...

Mi amigo Rafa se divorció hace dos años y medio, más o menos. La culpa siempre la tiene el que está más lejos, así que pongamos que la otra era una hija de puta; y si eso, que se busque ella un colega que la defienda. Pero que no se equivoque nadie.
El monstruo de la primera frase no es ella, nada más lejos de mi intención que demonizarla, por un lado, o describirla peor de lo que es, por otro.

Hablo de un chucho, como ya las mentes intuitivas habrán augurado. Un chucho que podríamos catalogar como un cruce entre setter irlandés y el cochero de Drácula; de un color indeterminado que se oscurece en función del tiempo que se lleve sin tocar el agua. En fin, una joya. Ha ganado varios premios, entre ellos, uno de mus que le tiró un señor para quitárselo de encima. Una alegría de perro que, según palabras de su propio dueño, tiene el cielo ganado, cualquier día de estos.

Y por si hubiera algún amante de los bichos a quien le resulte injustificada mi protesta guión lamento, además de indicarle con el dedo corazón por dónde se va al cielo, le puedo prometer y prometo que lo peor de todo es que mi futuro ex amigo se ha decantado por rehabilitarlo. Hay un tipo en la tele que por lo visto dice eso, que rehabilita a los perros y educa a los humanos, o algo así. El Encantador de perros. Y con esa curiosidad en el alma me fui este fin de semana a buscar el canal a la hora H; y ahí estaba, viéndoselas con un pisbus de esos que arrancan las columnas de los garajes, al que terminó por enseñar a ir al mercado a por puerro. Impresionante. Además va con otro chucho de la misma raza, de ayudante, y que da gloria verlo, oye. Más tranquilo que Rajoy.
desdeguate.com

La clave está en la energía que el animal percibe, decía; y yo no sé cómo se transmite la energía de la calma, y sobre todo cómo se le miente a un perro sin hablarle. Porque no hay que hablarle, ojo. Todo va en base a la tensión de la correa, pero eso que se lo digan al Laporta, que es como se llama el perro del Rafa cosas de madridistas; que se lo digan a él que es quien tira, y a cada tirón emite un graznido que pareciera que aquél que lo saca de paseo fuera el mismísimo Hitler; qué vergüenza se pasa; y más aún yendo de copiloto de todo aquello, que la gente te mira pensando que eres culpable pasivo. Así que soy Eva Braun cada vez que vamos al parque. Y todo por ahorrarme el dinero de la mierda del taller, que es que el Rafa es mecánico y acepta “vales de la Amistad”. En resumen, tengo que soportar todo este lenguaje élfico sobre energías, tensiones y zonas rojas; zona de la que el Laporta no ha salido desde que era mono, o sea, desde que era un cachorro dulce y engañino.

Renglón aparte merecen los asuntos miérdicos. Es realmente mágico cómo un animal de tres palmos de largo y de complexión encostillada es capaz de soltar cilindrajes como puños; que si no caga cerca de una papelera te puede dar un esguince de muñeca de cargar con el plástico. Sujeta un momento, me dice el Rafa mientras se busca otro receptáculo en el bolsillo, porque el perro es de los que van por partes; y no hay mayor desolación para el sentimiento de un amigo que ese verbo. Rafa, picha, a un amigo se le da para que sujete una toalla, o el porro, y hasta los huevos te sujetaría yo para que mees tranquilo, porque te aprecio; pero ¡me vas a dar una bolsa con mierda!

Y todo esto a qué venía...ah, sí, que los consejos del Encantador son oro puro para aquellos que se estén planteando adoptar a un perro. Sí, ahora es adoptar; antes se compraban. También valen para quienes estén pensando en desadoptarlos. Y yo, que soy muy avispado para según qué cosas, le he pillado el mensaje a la primera. Lo que quiere decir el mexicano cuando habla de ser el líder de la manada, es que para tener un perro hay que tener ganas. Es decir, la gota que rompe la piedra, tal y como reza el dicho latino. La ¡constancia!, para quien no sepa ruso.

Porque, siempre siempre, los difuntos del camino suelen ser desnucados con la parte plana de una excusa. Y por eso, si eres de los propensos a cansarse de todo lo que te rodea, ya sea un animal o un compromiso o Supercoco; lo mejor es que no inicies ciertas cosas que maldigieren la reversibilidad del antojo, Rafa, picha, conociéndote como ya deberías conocerte. Porque la verdad es que ni el perro es tan malo, ni desobedece tanto, ni da tanta lata. Ni tu mujer era tan hija de puta, por cierto.