Decía Ulpiano que la Iustitia era la constante y perpetua
voluntad de dar a cada uno su derecho. Esto lo coge un político español y lo
convierte en algo así como que lo justo es lo que mí me vaya pareciendo dar a
cada uno; en época de crisis, sólo hay que cambiar el verbo dar por quitar, y ya está. Es decir, que lo equitativo, lo ecuánime y, en
definitiva, lo justo es quitarles algo a aquéllos a quien Mariano y los cuatro
que le soplan al oído consideran susceptibles. Susceptibles, por supuesto, de
que se dejen hacer lo que a ellos les salga de sus respectivos y santos
cojones, que para eso han sido elegidos por la chusma censada; ésa que no
entiende de macro y molesta por las calles.
Así, muerto el jurista romano y retorciéndose en su
tumba ―como
ya lo hiciera el pobre de Montesquieu―,
a uno ya sólo le cabe esperar que, al menos, esa arbitrariedad se lleve a cabo
con ciertas dosis de sentido común; no ya de decencia, que la prohibieron en
los bares, pero sí con un poco de empatía y de miramiento por los demás. Pues
no; al señor Mariano y su enjambre de ungidos no se les ocurre otra cosa que
quitarles a los empleados públicos la paga de Navidad.
¡Que se jodan!, pensarán el
liberal, el oprimido por convenio o el que la chupa en la rotonda sin moscosos;
pero que piense además todo aquél que lo piensa, que se va a joder también
mucha gente del sector privado que, más o menos, depende del consumo de esa
gente que, ahora, pocas ganas van a tener de consumir. De toda la vida, la paga
de Navidad ha volado en quince días, ¡idiotas! En este país de mierda, es el
poquito dinero que aún se mueve, ¡subnormales! Y ahora ni eso. El IVA por
encima de las nubes y los turrones amontonados; todo para cumplir con una
cantidad de dinero que le exigen desde ya no sé ni dónde.
Yo me temo que esta pandilla de
elegidos tiene otro tipo de intenciones, muy lejos de sacarnos del hoyo. Éstos
son anti-sistema. Eso del Estado Social y Democrático de Derecho…como que no;
les sobra una palabra y la quieren quitar pero ya. No hace falta que diga cuál
es, ¿verdad?
Yo sólo digo una cosa: si de
verdad tanto les gustan las condiciones laborales, la sanidad, la enseñanza y,
en general, el sistema político de otros
países, ¿por qué no se van a esos países?; ¿por qué la marquesa democrática de
hierro, la senadora escalapollas, el ministro bróker osea, el vizco que no sabe ni saltar en los balcones
cuando gana, y demás personal carente de aparato digestivo…por qué no cogen
todos y se van de la mano a que les den coloquialmente por el culo?
Pues porque, encima, son feos; y
ni gastándose la paga de Navidad.