jueves, 16 de agosto de 2012

Dieta Arana o la humanidad selectiva


Estamos en el siglo XXI; en las estadísticas de este blog sale que han visitado la página desde Qatar; es decir, ya no puede uno ni amnistiar los gases sin que lo sepan en el quinto coño.  En ciertos aspectos, el mundo se contrae y nada hay que dé menos sombra que un árbol genealógico. Eso significa que cada día son más ridículos los nacionalismos mírame mamá y sus variantes exóticas ―tipo Amaiur, Bildu,etcétera― donde conviven dentro de la misma moneda la cruz de hierro y la cara de mármol; ridiculez que se fundamenta en los antiguos trastornos perceptivos de Sabino Arana y el nuevo victimismo de la izquierda abertzale. Muy turístico, eso sí, «no se vaya usted del pueblo sin hacerse una foto con el legendario Josu Gorri-gorri alias Pelakokos».

Eso si no se nos mueren antes de hambre y nos quedamos sin artistas, claro; ahora que tan fuerte les ha dado la vena humanitaria y se han puesto todos a luchar contra la falta de consideración del Estado opresor. Todo ello aliñado con el apoyo y los dictámenes de organizaciones internacionales dotadas de grandes expertos en el arte de la resolución de conflictos acabados e ideólogos del humanismo basado en el dolor unilateral y en la justicia oftalmóloga.

Resulta que se está muriendo el casero de Ortega Lara y no lo quieren soltar a que pase los dos o tres informes semanales que le quedan con sus allegados. Debe de ser un hombre de paz muy querido, porque se han puesto en huelga de hambre más de la mitad de los hombres de paz de este país ―me refiero a España, que no se confunda mi amigo el de Qatar―; por lo que se nos está llenando el patio de un aroma entrañable y libertador que podríamos denominar Varón Gandhi, que invade nuestros corazones hasta el punto de casi querer irnos con el pobre enfermo a ver al osito y a la Osa Mayor.

Todo ello muy bonito, muy moderno y muy humanitario si no fuera por el hecho tangencial de que ese pobre moribundo y el miserable que mantuvo a una persona enterrada viva durante un año y medio, son la misma persona. The same mamonazo, para los que están de Erasmus. Y la verdad es que yo no sé ―con lo que pesa el mármol― cómo no se le cae la cara de vergüenza a más de un mamarracho de ésos que se han puesto a dieta en defensa de lo que tanto se saltaron mientras pudieron. Mientras la policía no los detuvo.

Dicho esto, espero que este Gobierno de soplapollas no esté excepcionando a este pollo; y si le corresponde salir, que salga. Que salga ya. No por él, sino por nosotros. Porque no somos como él. Aunque ello suponga no hacer justicia a las familias de los que no debieron haber muerto y sí a las de los que no debieron haber nacido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario