jueves, 13 de septiembre de 2012

Catalonia is not Spain, pero tampoco is tonta


independentismo catalán¿Será un problema para España que Cataluña se vaya? Yo creo que antes que esa pregunta viene ésta: ¿está siendo un problema que se quede? De momento hay un ambiente perestroiko que atufa a que de aquí a nada se van a independizar hasta los caniches; ya mismo está otra vez la prima de riesgo subiendo a tender las bragas. Las agencias de calificación Goofy, Moodys y Gruñón nos van a dar menos puntos que a una herida de cortaúñas. No teníamos bastante con los hemípteros representativos que nos chulean de serie, sino que también ―charnego de mierda― se nos caen las joyas y se nos escapan los ruiseñores. Lo de charnego no lo digo porque yo trabaje en Cataluña ―que visto lo visto no me iría ni loco―, sino porque es un sentimiento muy puesto en balanza para definir; o sea, para discriminar con esa sospechosa superioridad del pijerío carolingio, al estilo del binomio alcalino Duran-Mas. Y duran más porque trabajan poco y demagogian mucho.

Todo esto dicho sin contar con los seis millones de desaparecidos en el día de la Diada. Estaban el Jordi, el Pep, el Oriol…me falta gente…el binomio alcalino no estuvo porque uno no pudo y el  otro no quiso…pero me faltan más. Todo precioso, eso sí, las banderas ondeando ―alguna que otra ardiendo―, los cánticos, la multitut; no sé si los bancos  al día siguiente condonaron o no condonaron. Los bancos son más bien de no usar condón, por lo que, me temo, la bandera, la canción y la nación van a traducirse en que a primeros de mes hay que abonar, tú; como siempre. Sigue rigiendo la Norma Suprema de la  cuenta corriente, donde cada uno puede saber lo que debe y debe saber lo que puede; artículo primero y único.

Para lo de Mas, Master Card; es decir, autogestión de la recaudación de  impuestos y llámame tonto. Y si el populus quiere seguir queriendo independencia, don Arturo sale mañana mismo diciendo que a los andaluces no sólo se les entiende perfectamente sino que, además, son para comérselos, y que él mismo tiene ascendencia de Lebrija. Que el sentimiento no va de la mano del ser tonto.

Yo se  lo voy a agradecer más si convoca un referéndum mañana, sale que sí, y el Mariano se deja de artículo dos y de pollas en vinagre, y se les da carta libre para que gestionen sus tres millones de currantes, sus ochocientos mil desocupados y su millón y medio de pensionistas; a ver si cuadra. Con respeto y afecto, y nos votamos en Eurovisión, tú, a ver si el Serrat puede ir ahora  sin presiones.

Lo que sea, nen. Lo que sea con tal de dejar de oír ciertos insultos y ese desprecio creciente que, me temo, ya no va a hacer otra cosa que crecer. Yo soy andaluz, ¿saben ustedes?; y a ciertas edades uno no lleva muy bien que un descerebrado lo tilde de  parásito y de subsidiado,  cuando jamás he pedido ni la beca para el sacapuntas.  Cualquier cosa si lo que nos trae es el silencio en vez de la xenofobia de i-phone y melenita con gafas de pasta (gansa); si lo que llega es el fin del mearse en lo del otro para defender lo de uno; y por fin, siendo vecinos, nos guardamos un mínimo de respeto. Cualquier cosa, digo, antes que un día salte la chispa del  odio y nos veamos jugando al ajedrez grande.

Cualquier cosa menos eso. Así que, si ésa es tu verdadera, democrática y mayoritaria voluntad, ¡coge por la sombra, Cataluña! 

1 comentario: